OSCE. Los datos recogidos por OSCE que existen sobre los delitos de odio en Hungría* presentan una clara infrarrepresentación y deficiencia. Según estas cifras, en el país húngaro desde el año 2015 al 2018 se han producido un total de 264 delitos de odio, que vienen a representar el 0,82% del total de este apartado sobre datos de fuentes oficiales.

De los 264 delitos, 194 se corresponden al año 2018 y se recogen en una categoría sin especificar ya que no se indica la motivación del delito de odio. 52 delitos pertenecen a la categoría de ataques motivados por racismo y xenofobia y corresponden al año 2017. De este año también es el dato de 18 delitos de ataques contra miembros de otras religiones. Las demás categorías no presentan ningún dato más.

Estos 18 delitos de Hungría del año 2017 tienen esa categoría porque son datos sacados del “Police Data”, es decir, son datos cuya fuente es la OSCE y se trasladaron con la información disponible que ellos indicaban. No hay manera de saber a qué otras religiones pertenecían los agredidos.

Es manifiesta una política sistemática de ocultación de datos por parte del Ejecutivo de Viktor Orban, en su lógica nacionalista identitaria de que la sociedad húngara, gracias a su Gobierno, no sufre casos de discriminación, odio u otros; a la vez que culpa de todos los problemas al exterior e inmigrantes.

El primer ministro Viktor Orbán calificó de “provocación” que la selección irlandesa de fútbol se arrodillara contra el racismo antes del amistoso con Hungría en Budapest, un gesto ante el que público local reaccionó con abucheos.

Datos sociedad civil

Las organizaciones de la sociedad civil húngaras reconocidas por OSCE para sus informes contabilizan 137 casos registrados de delitos de odio. Esta cifra tan baja parece corresponder a la falta de organizaciones civiles bien estructuradas y con unas capacidades logísticas suficientes de llevar a cabo una recogida sistemática de datos.

De los datos recogidos, las dos motivaciones que aglutinan casi un 75% de los casos son los delitos antisemitas 81 (59,12%) y los motivados por racismo y xenofobia 35 (25,5%). Por detrás y con un porcentaje igual vienen aquellos producidos por motivación antiromaní y contra orientación sexual con 7 delitos y un 5,11% respectivamente.

Los delitos de islamofobia (3) representan un 2,19%, siendo el resto casi nulos (intolerancia política 1 -0,73%-) o sin presentar ningún dato (ataques contra personas discapacitadas o ataques contra miembros de otras religiones).

Amnistía internacional ha denunciado reiteradamente las condiciones de derechos humanos en Hungría. Hasta el punto de denunciar que los medios públicos húngaros censuran sus comunicados por motivos ideológicos.

El último informe de AI recoge que el Parlamento prohibió el reconocimiento legal de la identidad de género de las personas intersexuales y transgénero en 2020, y estableció la obligación de registrar el sexo de nacimiento, basado en los marcadores biológicos y los cromosomas, sin posibilidad de cambiarlo posteriormente. Para las personas transgénero, esto suponía que ya no podrían modificarlo en los certificados y documentos oficiales para reflejar su identidad de género.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos resolvió que Hungría había violado el derecho de un hombre transgénero iraní a que se respetara su vida privada y familiar. Se le había reconocido la condición de refugiado en Hungría por sufrir persecución debido a su identidad de género, pero las autoridades se habían negado a reconocer legalmente su nombre y género.

En diciembre de 2020, el Parlamento aprobó una ley que negaba los derechos de adopción a las personas LGBTI, junto con una reforma discriminatoria de la Constitución para que especificara que “la madre es de sexo femenino, y el padre, de sexo masculino” y que Hungría “protege la identidad propia de los niños por su sexo de nacimiento”.

El siguiente paso fue la aprobación de una Ley que prohibe hablar de homofobia en los centros educativos despojando así a todos los jóvenes de esta información sobre sexualidad y reconocimiento de su condición.
La estrategia de intolerancia antiLGTB se enmascara en Hungría desde el gobierno como una mera confrontación ideológica. Es una forma de enmascarar también la retórica homófoba desde el poder.

Marcha neonazi en Budapest. Varios cientos de neonazis alemanes participan en el “Día de Honor” fascista en Budapest. Con esvásticas, runas de las SS y el símbolo epónimo de la Cruz de Flecha Húngara, que colaboró junto a búlgaros con la Alemania nazi, unos 3.000 manifestantes se desplazaron por la capital húngara. En los discursos y consignas hubo mensajes contra los judíos, y el neonazi de Dortmund Matthias Deyda concluyó su discurso con una cita de Adolf Hitler.

Los manifestantes de extrema derecha, algunos de los cuales llevaban uniformes históricos de los ejércitos fascistas, se refirieron a la Batalla de Budapest en el invierno de 1945.

Desde 1997, los neonazis conmemoraron este evento en Budapest. En 2003, la rama húngara de la red “Sangre y Honor”, prohibida en Alemania, se hizo cargo de la organización. Según la profesora Magdalena Marsovszky, el día de conmemoración se introdujo en la política oficial de recuerdo a través del gobierno de Viktor Orbán y hoy influye en toda Hungría en términos de política cultural. En los últimos años, siempre se han celebrado varios eventos, incluidos los organizados por la administración regional del partido gobernante Fidesz.

Además del colaboracionismo de los gobiernos húngaros con los nazis antes de 1944, que llevó al asesinato de unos 60.000 judíos y a leyes que les despojaron de la ciudadanía, tras la ocupación alemana en marzo de 1944, en sólo 56 días, se envió a 424.000 judíos húngaros a los campos de exterminio. Con la llegada en octubre de 1944 al gobierno de los Cruz Flechados húngaros, culminaron otras matanzas a orillas del Danubio donde arrojaban los cadáveres.

Se estima que 565.000 judíos húngaros de entre 800.000 fueron asesinados.

Tras las manifestaciones de febrero de 2019 los representantes judíos húngaros y europeos expresaron, primero, que les atemorizada; segundo, que ni la policía, ni las autoridades hicieron nada para impedir o detener la marcha humillante y blanqueadora del asesinato masivo por prejuicios y odio. Criticaron la hipocresía de un gobierno que dice querer proteger a la comunidad judía húngara.

https://elpais.com/internacional/2018/11/03/mundo_global/1541237325_465149.html

Las eurodiputadas húngaras Anna Julia Donath y Katalin Cseh, son amenazadas de manera explícita a través de una red social. Las dos eurodiputadas pertenecientes al partido húngaro “Movimiento Momentum”, fueron objeto de acoso y amenazas cuando una foto suya fue publicada con dianas sobre sus rostros. La foto fue publicada en un perfil que aglutina a seguidores de Viktor Orban, presidente húngaro.

Amenazas en Facebook a dos eurodiputadas húngaras